Durante el tratamiento puede producirse una situación en el organismo en la que las toxinas previamente acumuladas se liberen al torrente sanguíneo, provocando diversas dolencias. Se ha demostrado científicamente que esto ocurre, por ejemplo, durante la terapia con antibióticos para determinadas enfermedades, cuando las toxinas entran en el organismo a partir de bacterias eliminadas. Los síntomas que acompañan a esto se denominan reacción de Jarisch-Herxheimer. Los términos reacción de Herxheimer, reacción de Łukasiewicz-Jarisch-Herxheimer o simplemente Herx también se utilizan indistintamente.
Las fuentes disponibles de forma general indican que la reacción de Herxheimer afecta con mayor frecuencia a bacterias en forma de espiroquetas y está asociada al tratamiento, entre otras, de la sífilis, la fiebre recurrente, la leptospirosis, la brucelosis, la enfermedad de Lyme, la fiebre tifoidea, el ántrax, la enfermedad de Whipple, la fiebre Q, la triquinosis, la lepra, la tuberculosis, la clamidia y la leishmaniasis. En algunas enfermedades, la reacción se ha observado ya una hora después de la administración del antibiótico, en otros casos la reacción puede ser más prolongada.
Según Wikipedia, los síntomas de la reacción de Herxheimer pueden incluir: aumento de la temperatura corporal, dolores de cabeza, escalofríos, dolor muscular, dolor en el sistema musculoesquelético, picor de la piel, erupciones cutáneas, náuseas y vómitos.
Según los naturópatas, la reacción de Herxheimer puede afectar no solo al tratamiento con antibióticos, sino también al uso de remedios naturales y suplementos dietéticos, incluida la curcumina en grandes dosis, que provocan una fuerte estimulación del sistema inmunológico.
La aparición de reacciones de Jarisch-Herxheimer a menudo conduce a su diagnóstico erróneo como efectos secundarios indeseables o como una reacción alérgica al agente utilizado. La aparición de tales síntomas es una indicación para el diagnóstico de otras enfermedades que no se han detectado anteriormente.